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viernes, 29 de abril de 2016

Detectan un sesgo de publicación en los estudios sobre la meditación de consciencia plena

Un trabajo concluye que las publicaciones sobre los beneficios terapéuticos del mindfulness tienden a inflar los resultados positivos

Los estudios sobre los posibles beneficios terapéuticos de la práctica conocida como meditación de consciencia plena, o mindfulness, podrían haber incurrido en un exceso de voluntarismo. Un grupo de investigadores de la Universidad McGill de Montreal ha analizado 124 trabajos publicados sobre el tema y ha hallado que, en conjunto, estos referían resultados positivos un 60 por ciento más de las veces que cabría esperar a partir de consideraciones estadísticas. Los autores también examinaron otros 21 ensayos registrados en bases de datos oficiales, como la estadounidense ClinicalTrials.gov, y comprobaron que, 30 meses después de su finalización, el 62 por ciento de ellos seguía aún sin publicar. La investigación, aparecida el pasado 8 de abril en la revista PLoS ONE, sugiere que muchos resultados negativos asociados a esta práctica contemplativa permanecerían sin publicar.
El mindfulness se basa en tomar consciencia de las emociones y los pensamientos propios sin juzgarlos como buenos o malos. Las terapias de salud mental basadas en este método incluyen la reducción del estrés (un programa de ocho semanas de duración que comprende meditación y yoga) y la terapia cognitiva. Según Christopher Ferguson, psicólogo de la Universidad Stetson de Florida que no participó en el estudio, esa tendencia a publicar únicamente los resultados positivos estaría privando a médicos y pacientes de información relevante. «Creo que es un hallazgo muy importante. Estamos invirtiendo una gran cantidad de recursos sociales y financieros en estos asuntos y una buena parte de ellos se echará a perder si no tenemos datos de calidad», aduce el experto.
Para los 124 estudios analizados, los investigadores calcularon cuál sería la probabilidad de que un ensayo efectuado sobre una muestra de sujetos del mismo tamaño pudiese detectar resultados como los referidos. En general, los experimentos con pocos participantes se ven más afectados por fluctuaciones aleatorias, por lo que es más difícil que arrojen resultados estadísticamente significativos. Según los investigadores, de los 124 ensayos considerados, solo 66 tendrían que haber referido resultados positivos; sin embargo, eso ocurrió en 108 estudios. Por otro lado, ninguno de los 21 ensayos registrados especificaba adecuadamente cuál había sido la variable principal empleada para evaluar el éxito de la terapia.
Bertt Thombs, psicólogo del Hospital General Judío de Montreal y uno de los autores de la investigación, aclara que eso no implica que no haya terapias basadas en la meditación de consciencia plena que sí que funcionen. «Estoy seguro de que el mindfulness ayuda a muchas personas», señala el investigador. «No estoy en contra delmindfulness. Creo que necesitamos pruebas completas y honestas para saber a quién beneficia y en qué medida lo hace.» En este sentido, una mejora consistiría en realizar ensayos con más participantes y, por tanto, con mayor poder estadístico. De hecho, de todos los estudios analizados para la presente investigación, los 30 con mayor poder estadístico no mostraron una sobrerrepresentación de resultados positivos.
Ferguson recuerda que ese sesgo hacia la publicación de resultados exitosos es común en salud mental, psicología y medicina. Hace poco, por ejemplo, un gran estudio de replicación se vio incapaz de confirmar la popular teoría del «agotamiento del ego» (ego depletion, según la cual un individuo solo dispone de una capacidad de autocrontol limitada a la hora de tomar decisiones). «Muchas de estas cosas se presentan como ciertas y aparecen en charlas TEDx», advierte el investigador. «Ahora, al examinarlas con más cuidado, vemos que hemos estado contando pamplinas a la gente durante una década.»
Para remediarlo, Ferguson aboga por los ensayos prerregistrados: un acuerdo por el que una revista evalúa la calidad de un estudio y se compromete a publicar los resultados (sean estos los que sean) antes de que comience la toma de datos. Ello garantizaría la publicación de todos los resultados, tanto los positivos como los negativos. En ausencia de tales procedimientos, las revistas tienden a publicar únicamente los resultados exitosos, lo que, unido a la necesidad de publicar de muchos investigadores para conseguir financiación o para asegurarse una plaza, crea un incentivo perverso. «De cara a la atención médica, es igualmente importante saber qué es lo que no funciona», concluye Thombs.
Más información en PLoS ONE.
—Anna Nowogrodzki/Nature News
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