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viernes, 10 de marzo de 2017

Objetivo 2020: El mundo, ante el año del gran salto tecnológico


La industria acelera la transición a una nueva era en la que robots y objetos conectados inunden la vida diaria
Decía Isaac Asimov que «la ciencia reúne el conocimiento más rápido de lo que la sociedad reúne la sabiduría». El progreso de la técnica, la popularización de internet y la robotización ya han empezado a trastocar todos los niveles de la sociedad, la economía y la industria, pero los avances asombran no solo por lo extraordinario de su capacidad, sino también por la rapidez con la que se producen. Es difícil hallar un solo sector que no esté agitado ante los cambios tecnológicos que se están desarrollando.
Y también ante los que se avecinan, porque esto no ha hecho nada más que comenzar. Estamos viendo únicamente una puntita de lo que llegará dentro de poco. De aquí a cinco años se alcanzarán hitos científicos innovadores con el potencial de cambiar la forma en la que la gente trabajará e interactuará. La tecnología estará en cada esquina. Hay muchos ejemplos, como los primeros vehículos comerciales que se conducirán solos, el despliegue de un inmenso cóctel de dispositivos y sensores que prometen hacernos la vida más fácil y en la que la voz sea la nueva «pantalla», el uso de drones como repartidores o la implantación de servicios basados en la realidad virtual y aumentada. Las previsiones, las más optimistas, apuntan a una única dirección:2020, una cifra redonda que escenificará el gran punto de inflexión.

Fases preliminares

Las firmas tecnológicas se han convertido en cisnes que prometen revolucionar todo lo conocido hasta ahora. Y han empezado a tocar todos los palos, pero muchos de los proyectos más rompedores se encuentran aún en una fase muy embrionaria como para creer que en cinco años se cumpla el sueño de vivir como en una película de ciencia-ficción. Así, el coche autopilotado no deja de ser aún una quimera. El proyecto de tren supersónico Hyperloop también piensa en 2020, pero aún está en fase experimental. Las máquinas autónomas 100% quedan algo lejos. «Con los avances en Inteligencia Artificial y nanotecnología apuntamos a inventar una nueva generación de instrumentos científicos que harán que los complejos sistemas invisibles de nuestro mundo de hoy se hagan visibles en los próximos cinco años», apunta Darío Gil, vicepresidente de Ciencia y Soluciones de IBM.
Desde la Unión Europea se han marcado una serie de desafíos para el desarrollo de las tecnologías de la información, ya recogidos en la Agenda Digital, y cuyas metas deben alcanzarse en 2020. Se prevén 16 millones más de puestos de trabajo que requieran competencias en tecnologías. Y algunos de los retos pasan por la consolidación de un mercado único digital y mejorar las conexiones para que sean más rápidas.

En busca de un estándar

Las redes moverán en los próximos años una ingente cantidad de datos por segundo. Según las previsiones de la compañía Cisco, se espera que para 2020 existan más usuarios en el mundo con dispositivos móviles (5.400 millones) que personas con acceso a electricidad (5.300 millones), agua potable (3.500 millones) o vehículos (2.800 millones). Un escenario que hará difícil calcular su impacto social y económico. Serán, pues, las llamadas redes 5G las que se conviertan en el túnel del tiempo que nos lleve al futuro, pero por ahora son meros ensayos, esperanzadores sí, pero puestos en práctica con éxito a pequeña escala y en pruebas de laboratorio.
A día de hoy no existe un estándar por el que regirse. Los analistas, sin embargo, lo tienen claro: se estima que para dentro de tres años se desplieguen las primeras redes comerciales. Con ellas se inaugurará un mundo hiperconectado en donde la robótica, la Inteligencia Artificial o los sistemas cognitivos alcancen el punto de madurez necesario para ser de verdad algo revolucionario.
Los expertos creen que vamos por buen camino desde el punto de vista del desarrollo, pero faltan adoptar medidas por parte de las administraciones. «Las mejoras en el uso de la tecnología en los últimos tres años en el panorama español sí son un indicador importante de que en 2020 podemos alcanzar ese punto de inflexión», asegura a ABC Marta Muñoz, directora de operaciones de la firma de análisis IDC. Esta experta considera que se pueden dar las circunstancias, dado el panorama económico y político actual, que se produzca ese punto de cambio, aunque no descarta que se dé el caso de que «esa innovación se frene». Y pone un ejemplo, la pyme, que empieza a observar cómo la tecnología está al alcance de su mano a nivel económico gracias, entre otras cosas, al avance de la computación en la nube, «que ofrece unas facilidades que antes no se planteaban».
«Llevamos trabajando en 5G desde 2014 y, de hecho, hay todo un calendario de cambios que van a llegar antes de 2020 hasta alcanzar el proceso de estandarización», sostiene a este diario Iván Rejón, director de estrategia de Ericsson, quien reconoce que el empuje por transformar la sociedad y la economía no viene únicamente desde la industria, sino también desde las administraciones públicas que plantean unos «retos ambiciosos» en sus agendas.
De hecho, se prevé que para el año que viene exista ya la disponibilidad de productos pre-5G con protocolos estandarizados. «Nuestras estimaciones las estamos corrigiendo al alza. No vemos solo el 2020, sino que vemos que para el 2022 habrá poco más de 550 millones de suscriptores a redes a nivel mundial», vaticina.
Los expertos anticipan que en tres años estarán conectados 18.000 millones de dispositivos en el mundo, pero para ello habrá que solucionar algunos aspectos relacionados con las infraestructuras para evitar que se produzca un colapso. Por lo pronto, Corea del Sur promete servicios 5G en los Juegos de Invierno (2018) y Tokio en las Olimpiadas previstas dos años después.

Cambios regulatorios

Muchas de las tecnologías que se expandirán el próximo lustro ya son consideradas más presente que futuro, pero los analistas ven necesario ajustar otros aspectos ajenos a la innovación, como la aprobación de nuevos marcos regulatorios o una adecuación de las políticas aseguradoras. «Estas cosas se están resolviendo y se van a resolver. Las principales barreras pueden ser temas regulatorios, cambios culturales, éticos, que no van al mismo ritmo. Hay mucho esfuerzo desde las instituciones para intentar resolver en paralelo cuestiones como la interoperabilidad, es decir, que estén disponibles estándares abiertos», manifiesta Rejón.
Será, en efecto, y a tenor de las previsiones, el comienzo de una nueva era. El hecho de fijar el 2020 como uno de los años más excepcionales en el desarrollo e implantación de muchas de las revoluciones que se están produciendo desde hace ya varios años no es especialmente temerario. «En muchos casos, hablamos de tecnologías que marcan un antes y un después en muchas industrias, una nueva división digital equivalente en importancia a la que marcó la llegada de internet y que, por tanto, representará una presión competitiva fortísima y una auténtica carrera brutal por la adopción (de las nuevas tecnologías) en la que nadie que cuente con los medios para posicionarse quiere quedarse atrás», sostiene Enrique Dans, de IE School. Soñamos con el futuro, pero es necesario ir con cautela para evitar caer en una pesadilla.

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